Ir al contenido principal

Joanne - Lady Gaga ( Traducida en Español )



Toma mi mano, quédate Joanne 
El Cielo no está listo para ti 
Cada parte de mi doliente corazón 
te necesita más que los ángeles 

Chica ¿A dónde crees que vas? 
¿A dónde crees que vas? 
¿A dónde crees que vas?  

Si pudieras sé que te quedarías 
Ambas sabemos que las cosas no funcionan así 
Juro que no me despediría 
Así que sonrío y mi voz se quiebra 

Chica ¿A dónde crees que vas? 
¿A dónde crees que vas? 
Chica ¿A dónde crees que vas? 

Honestamente, sé a dónde vas 
Y, querida, tú solo nos llevas la delantera 
Y te amaré a pesar de que ya no pueda verte más 
No puedo esperar para verte remontar 

Chica ¿A dónde crees que vas? 
¿A dónde crees que vas? 
Chica ¿A dónde crees que vas? 
¿A dónde crees que vas? 
(Gracias Iria!.)

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Caminar en silencio

Caminar en silencio. ¿Qué sentido tiene todo? Contemplo en mi camino la naturaleza, siento el frío, el cansancio, el barro pegado a mis botas de peregrina, la lluvia caer sobre mi cabeza... y pienso. Llevo la historia de mi vida sobre los hombros y la carga de esta amargura en la que estoy instalada pesa como una losa. Lloro con cada pensamiento. María lo llena todo y su ausencia me acompaña en cada paso. La imagino riendo como siempre, diciéndome: "Mami, no te ralles". La sueño asomada detrás de cada árbol para darme uno de aquellos sustos que siempre me sorprendían y que terminaban en un abrazo inmenso "mira que eres tonta, mamá jajajajaja". Camino. Quizás yo era la que menos confiaba en  poder completar mi peregrinar a Santiago, pero no quería defraudarla y se que María estaba de alguna forma conmigo alentándome en cada cuesta, animándome en cada descenso. Llegamos a Santiago el día 17 de Junio, justo 6 meses después de su accidente. Durante nuestros 12 d

Hoy hace 1 año de tu accidente

Hoy hace 1 año de tu accidente Esta madrugada hace un año que nuestras vidas quedaron hechas añicos. Todavía me cuesta creerlo. Con frecuencia retumba en mi cabeza el sonido del teléfono y aquél policía que trataba de explicarnos en inglés la gravedad del accidente que María y su novio acababan de tener. Algo instintivo me llevó a pensar aquella noche que no habría retorno. Sólo pedía entonces que mi hija “resistiera” para que pudiéramos verla con vida. Y María, que ya no estaba, nos esperó. Gracias hija. De alguna manera inexplicable, se que querías que estuviéramos a tu lado. Supe meses después de tu muerte, querida hija, que tenías previsto darnos una sorpresa y presentarte en casa el día 19 para pasar las navidades con nosotros. Casualmente tu billete de avión de regreso a Londres era para el día 5 de enero, de modo que el destino nos concedió justo los mismos días que tenias previsto compartir con nosotros, pero de otra manera. Con desesperación descubrí en s

El regreso al ahora

Hay una parte de mí que todavía se resiste a aceptar que no estás. Lo sé porque si puedo evitar entrar en tu habitación, lo hago. Tu puerta, que antes siempre estaba abierta, permanece cerrada a cal y canto y, o la ignoro, o la temo.  Tengo la certeza de que lo realmente difícil para emprender este particular viaje que va desde la cocina hasta a tu cuarto, es estar preparada para el regreso. Que lo verdaderamente complejo es, precisamente, pasar del “ahora contigo” al “ahora sin ti” de vuelta, así  que, por el momento, sólo algunos días encuentro fuerza suficiente para cruzar esa puerta, y lo hago cogiendo aire con determinación, apretando los dientes y sin quedarme mucho rato entre tus cosas más privadas porque sé que  el regreso al ahora me deja exhausta. Aparté algunas cosas los primeros meses de rabia negra y cólera fuliginosa con la absurda esperanza de que, al no verlas, dolería menos. Fui regalando a tus amigas tu ropa, tus zapatos, tus bolsos y algunos colgante