Querida hija:
Tengo las manos embadurnadas de harina, mantequilla y chocolate negro. He utilizado cacao puro, como a ti te gustaba, el azúcar glas, vainilla en rama, las nueces picadas en trocitos, los huevos... el horno precalentado a 170º y tengo, también, tu bandeja especial para Brownies sobre la meseta de granito gris de nuestra cocina. La mezcla está a punto; oscura, brillante y densa, como tantas veces vi la tuya. Quizás con una pizquita de sal a mayores, porque no puedo ocultar que alguna lágrima se me va cayendo.
Te fuiste sin dejarme la receta. Veremos que sale...
Eras la repostera de la casa y tenías una habilidad increíble para preparar el brownie a ojo, sin medir ni pesar los ingredientes, así "a lo loco", por impulso, pero con la magia y el tino suficiente para que te quedara siempre delicioso; crujiente por fuera y blandito y cremoso por dentro.
Te recuerdo metida en harina, completamente abducida por la cocina, con la música a todo volumen y bailando, llenando nuestra casa de ese aroma dulce y tierno que siempre nos referencia a la infancia, mientras preparabas un bizcocho casero con yogurt, magdalenas de chocolate y frambuesas, galletitas de mantequilla o tu famoso brownie de chocolate y nueces.
Cualquier excusa era perfecta: una tarde tonta de lluvia, una noche de estudio cansina, una despedida en el trabajo, cualquier reunión de emergencia con tus chulis... Hacías un brownie y el mundo volvía a sonreírte, porque lo guay era compartirlo, llevar un trocito de felicidad en forma de cuadradito dulce a cualquier persona que tuviera un ratito para un café y un abrazo.
Acabo de meter la bandeja al horno y mientras espero, repaso nuestro viaje a Bélgica en busca de la auténtica receta de los gofres que tanto nos gustaban, que golosona eras hija!, probando aquí y allí, sin dejar ningún puesto callejero que los ofreciera o apareciera recomendado en cualquier tip de viajes y gastronomía. "Este está mejor ¿no?" "Uy, no se que decirte... quizás el que nos comimos ayer.." y nuestras maletas de vuelta repletas de paquetitos de azúcar perlado que aquí no encontrábamos. Aquellas maravillosas tardes de invierno tratando de conseguir, en casa, la masa perfecta... Te echo tanto en falta...
Hoy es/sería (todavía me resulta imposible decidir lo adecuado) tu cumpleaños, tu 29 cumpleaños.
Por la mañana te llevaría, como siempre que estabas en casa, el desayuno a la cama, -como una reina decías-, café con leche y una tostada con mantequilla y colacao por encima, te daría un beso inmenso, de esos que nosotras llamamos de pueblo y el tirón de orejas correspondiente... papá seguramente se me adelantaría o nos pelearíamos por hacerlo a la vez y tirarnos a carcajadas sobre tu cama. Nuestro perro Gos, también se apuntaría.
Luego iríamos a comer fuera y yo habría hablado con el camarero para que, a escondidas, guardase la tarta de galletas que te había preparado y la sacase a los postres para tu sorpresa y soplarías tus velas y te diríamos lo mucho que te queremos y tu nos dirías, como siempre, lo mucho que nos querías a nosotros... y a media tarde recibirías el wass de tu hermano David, y Óscar, Iria y Migui se tomarían unas cañitas contigo para celebrarlo. Cenarías con las chulis y te irías a darlo todo con tus niñas hasta el amanecer.
Pero se de sobra que eso ya es sólo parte de los recuerdos de nuestra vida contigo. Que hoy no va suceder. Que no volverá a suceder nunca.
Hoy, si contamos con las fuerzas suficientes, subiremos a la Peña y te llevaremos una flor. Los abuelos y Lola también quieren recordarte desde allí, pero estarás en el recuerdo de muchas personas desde muchos lugares, desde Cardiff, David, Emma, desde Bedford, desde Ponferrada, desde La Habana, desde Valladolid, desde Vigo, desde Madrid, desde Lugo, desde Barcelona, desde León, desde Berlín, desde tantos sitios..
Te pondré una canción y todos te enviaremos nuestro mensaje de amor y añoranza, mi amor.
Estoy haciendo brownie de chocolate y nueces, María. Lo hago en tu memoria y quizás esta primera vez, no me salga perfecto, pero como me dijo tu amiga Lucia, lo que importa es la intención y el amor que he puesto en ello.
Siempre en mi memoria, siempre conmigo.
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ResponderEliminarMaría, qué bellezón y mirada más limpia. Me chifla esta foto con tu suertudo perro. Qué suerte tuvo de conocer tu regazo.
ResponderEliminarEres preciosa, y por lo que tu mami cuenta vitalista, amorosa, exprimidora de las mejores sensaciones, como las de la amistad, la música, danza...
Toda esa energía no puede evaporarse, aunque nuestra razón no sepa configurar un gps para planos no visibles.
Es tan duro no poder abrazaros, no tener pistas de si podremos volver a hacerlo. Sólo cabe confiar en el alma..., en que está protegida y feliz y que en algún momento descubriremos el misterio del amor en mayúsculas, sin un solo velo ni un solo miedo.
Le deseo a tu mami, a tu padre, hermano y demás familia la fuerza para seguir sin una criatura tan divina.
María, Samuel, cuesta tanto... Es un trabajo de dioses, cuando se ama tanto este trabajo está fuera de lo humano. Confiad en nosotros, mandadnos puntos de luz con los q sentir vuestra energía.
MARISA, qué te voy a decir q no te diga siempre. Que me emociona mucho leerte, que te veo en un futuro cercano muy muy fuerte, tan mágica como tu hija, ayudando ambas a muchas personas. El precio es muy caro. Yo jamás lo hubiera pagado por mucho que valoren nuestra escritura.
Es más, devolvería todo mi humilde conocimiento por volverle a tener en casa.
Pero eso es imposible. Qué terrible es escribir el término imposible cuando recordamos todas las posibilidades que encerraban.
Aguanté un día más, esperar tus posts tb me hacen aguantar.
Un abrazo con muchísimo amor.
Samuel como María, como todos los que han cruzado ese sutil velo de la vida, nos acompañarán siempre Raquel y recibiriremos de ellos, sin explicación lógica posible, la fuerza que necesitamos para soportar la ausencia de sus abrazos físicos. Te envió un pedacito de nuestro brownie. Mil gracias amor.
EliminarHola Marisa. No me conoces y no te he escrito antes, pero al igual que tú, soy un "padre roto". Quiero decirte que tu blog es hermoso y que me ayuda en mi dolor saber que madres como tú, siguen adelante. Hoy es el cumple de María y me avisó una amiga en común ( "R" ) que habías escrito y entré a leer el blog. Yo siento que nuestros hijos siguen con nosotros, en otra dimensión, en otro lugar, ..incluso, a lo mejor, esto que estoy escribiendo para agradecerte tu blog tiene que ver con ellos que desde ese sitio hacen que nos ayudemos... Yo ya he pasado dos cumples... y me encanta que hayas decidido hacer esa tarta y compartirla con tu familia porque seguro que María estará orgullosa de su madre y de alguna manera, hará que esa tarta tenga su toque personal. Un abrazo muy fuerte.
ResponderEliminarOjalá no hubiéramos tenido que conocernos a través de un blog destilando dolor y a veces rabia, por nuestras grandes tragedias. Ojalá. Pero vamos descubriendo, aunque sea poco a poco y a través de nuestro derrumbe total, que es el amor a lo grande lo que verdaderamente está estableciendo estos hilos mágicos que nos van convirtiendo en personas más sensibles, más pacientes y más conscientes de la fragilidad y eso se lo debemos a ellos. Mil gracias por tus palabras. Te envío un trocito de brownie virtual y estoy segura de con quién vas a compartirlo. Un abrazo
EliminarUn beso enorme Marisa. Eres todo amor
EliminarOtro para ti Olga. No te olvides de disfrutar y de amar.
EliminarBuenas noches me acabo de quedar petrificada...porque yo la conocia,en la epoca en la que nos comiamos el mundo llendo a temple por la tarde...siempre riendo y dando consejos....pero algo tengo seguro este donde este seguro esta con una sonrrisa paladeando ese brownnie desde donde este y alegre de verles seguir para delante...adelante y sonrriendo como ella querria...muchisimo animo y fuerza
ResponderEliminarMuchas gracias por tu recuerdo de María. Era muy de reír y de aconsejar. Si alguna vez te dio alguno, espero que te fuera bien, porque con esa intención lo hizo fijo. También era muy de bailar. Un beso enorme
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