Leí en no sé donde, que perder a un hijo supone para una madre el increíble esfuerzo emocional de parir hacia adentro. Cuántas cosas extrañas he leído en búsqueda de algún consuelo.
Supongo que mal no me han hecho. El dolor no hay quien lo mitigue pero leer sobre el duelo, saber cómo funciona y especialmente leer a otras personas que están pasando por procesos similares, me está ayudando, al menos, a quitarme importancia. No soy la única sufriente. No tengo la exclusiva.
El dolor por las pérdidas de nuestros seres queridos nos rodea, y aunque cuando nuestro pequeño mundo funciona con "normalidad" no nos damos cuenta, el dolor y el sufrimiento están presentes en cada rincón; detrás de la puerta del vecino del cuarto, sentado en un banco del parque, bajo el brazo con la bolsa del pan caminando despacito por la acera o en el blog de una joven desconocida.
Ahora que se lo que es, lo descubro en cada esquina. Forma parte de la vida. ¿Para qué? ¿Por qué? no he llegado todavía a ninguna conclusión sobre eso.
Recuerdo aquella frase del Dios te salve María que repetía de carrerilla cuando era niña sin entender su significado
El dolor acompaña al ser humano a lo largo de toda su historia. Trato de racionalizar y acierto a comprender que la parte emocional de nuestro cerebro lleva millones de años preparándose para afrontar las pérdidas, aunque a mi ahora me resulte tan difícil aceptarlo.
Tras la muerte de María, lo primero que necesité, a modo de salvavidas, fue encontrar a otros padres que hubieran perdido a alguno de sus hijos. Quería comprobar de primera mano que se podía seguir viviendo, al menos dignamente, después de una tragedia de tal magnitud. Se que el duelo es personal y diferente para cada persona, pero comprobar que otros padres podían volver a sonreír, a ilusionarse con la vida, era un faro en mis tinieblas. Descarté, por autoprotección a aquellos cuyas vidas han quedado completamente devastadas y a los que el tiempo ha convertido en espíritus lánguidos y caminantes vacíos. Tengo que centrarme en salir adelante y ofrecer a los que me acompañan en este lado, mi mejor yo, aunque todavía no se muy bien cómo.
Hija, te siento tan cerca que tu sonrisa ilumina mi vida. Te echo de menos mi reina pollito.
Hoy hace 8 meses que María sufrió su accidente. Había ido a cenar a Londres con su novio y acaban de ver un espectáculo musical. Regresaba en coche. Había hielo en la carretera...
Tenía un billete de avión para venir a España 3 días más tarde. Quería darnos una sorpresa en Navidad. La vida cambia en un instante y todo lo que te da, también te lo quita.
Supongo que mal no me han hecho. El dolor no hay quien lo mitigue pero leer sobre el duelo, saber cómo funciona y especialmente leer a otras personas que están pasando por procesos similares, me está ayudando, al menos, a quitarme importancia. No soy la única sufriente. No tengo la exclusiva.
El dolor por las pérdidas de nuestros seres queridos nos rodea, y aunque cuando nuestro pequeño mundo funciona con "normalidad" no nos damos cuenta, el dolor y el sufrimiento están presentes en cada rincón; detrás de la puerta del vecino del cuarto, sentado en un banco del parque, bajo el brazo con la bolsa del pan caminando despacito por la acera o en el blog de una joven desconocida.
Ahora que se lo que es, lo descubro en cada esquina. Forma parte de la vida. ¿Para qué? ¿Por qué? no he llegado todavía a ninguna conclusión sobre eso.
Recuerdo aquella frase del Dios te salve María que repetía de carrerilla cuando era niña sin entender su significado
"A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas."
Ahora lo entiendo. Era ésto lo del valle de lágrimas...El dolor acompaña al ser humano a lo largo de toda su historia. Trato de racionalizar y acierto a comprender que la parte emocional de nuestro cerebro lleva millones de años preparándose para afrontar las pérdidas, aunque a mi ahora me resulte tan difícil aceptarlo.
Tras la muerte de María, lo primero que necesité, a modo de salvavidas, fue encontrar a otros padres que hubieran perdido a alguno de sus hijos. Quería comprobar de primera mano que se podía seguir viviendo, al menos dignamente, después de una tragedia de tal magnitud. Se que el duelo es personal y diferente para cada persona, pero comprobar que otros padres podían volver a sonreír, a ilusionarse con la vida, era un faro en mis tinieblas. Descarté, por autoprotección a aquellos cuyas vidas han quedado completamente devastadas y a los que el tiempo ha convertido en espíritus lánguidos y caminantes vacíos. Tengo que centrarme en salir adelante y ofrecer a los que me acompañan en este lado, mi mejor yo, aunque todavía no se muy bien cómo.
Hija, te siento tan cerca que tu sonrisa ilumina mi vida. Te echo de menos mi reina pollito.
Hoy hace 8 meses que María sufrió su accidente. Había ido a cenar a Londres con su novio y acaban de ver un espectáculo musical. Regresaba en coche. Había hielo en la carretera...
Tenía un billete de avión para venir a España 3 días más tarde. Quería darnos una sorpresa en Navidad. La vida cambia en un instante y todo lo que te da, también te lo quita.
Querida Marisa, yo también necesito saber, leo mucho sobre duelo, veo cientos de conferencias, pongo fe en autores que han salido de la tragedia. ¿ Has leído a Viktor Frankl? Y hasta analizo algún que otro rezo para no desaprovechar ningún recurso q pueda aportarme lo más mínimo.
ResponderEliminarKaty, una vecina de la playa muy religiosa me llamó intuyendo la tortura q estaba pasando con mi doble duelo y me dijo algo así como q sólo en estas circunstancias entendemos el sufrimiento de Jesús y el de su madre, que esa agonía representa el sacrificio que nosotros podíamos hacer por aceptar las circunstancias y seguir adelante. Nunca se me ocurrió verlo así aunq fuera creyente a mi manera y yo a ella la viera «excesivamente devota». Pero ahora entiendo demasiado bien a lo q se refiere, y aunq la iglesia como institución me resulta lo peor, creo q hay que echar mano de guías y ángeles para que sea el amor lo que nos dé resistencia y no la rabia y la envidia de la felicidad ajena lo q nos convierta en nuestra peor versión.
Tenemos q llevar mucho cuidado con ello, esa línea se cruza muy fácil y es lícito, sentimos millones de sensaciones a la vez y no todas pueden ser buenas.
Te mando todo mi cariño.
La foto es muy chula, seguramente como sus vivencias, ha viajado, fue muy amada, tuvo su pareja... No es un consuelo, debió extenderlo en el tiempo mucho más, pero sabemos tan poco, q ni siquiera sabemos realmente lo q es el tiempo. Ojalá cuando nos reunamos con ellos nos lo expliquen ��������